La caza de brujas en Europa
Más allá de leyendas y mitos, la caza de brujas es un fenómeno histórico que se llevó por delante la vida de decenas de miles de personas a lo largo de varios siglos.
Entre los años 900 y 1400, las autoridades cristianas se negaron a reconocer la existencia de la brujería. Sin embargo, la prohibición de los juicios no acabó con la creencia popular que culpaba a las brujas de muchos males, entre ellos el mal tiempo.
Aquelarre de Goya
La caza de brujas fue más intensa en aquellos países en los que la disputa confesional entre católicos y protestantes fue más dura, como Alemania, Inglaterra, Francia o Escocia.
El miedo a las brujas fue difundido con el objetivo de fidelizar y atraer a sus defensores a la protección de las iglesias. Católicos y protestantes azuzaron la brujería para convencer a los creyentes más recelosos durante la Reforma y la Contrarreforma.
La Pequeña Edad de Hielo tumbó las temperaturas mínimas en Europa y los campesinos atravesaron grandes dificultades para conseguir alimento, lo que aumentó su malestar y necesidad de encontrar un culpable.
Como se creía que las brujas eran capaces de controlar el tiempo, la teoría del mal tiempo defiende que estas fueron perseguidas por dicho motivo. Sin embargo, la incidencia de las variaciones de temperatura en la caza de brujas era mínima, así como la de las crisis económicas, otro de los principales argumentos que se han empleado para explicar “La Gran Caza”
La “caza de brujas” o psicosis que se desencadenó en Europa y parte de América hasta el siglo XVIII, y que llevó a la muerte a un gran número de personas acusadas de brujería.
Cualquiera de los dos sexos podía ser acusado, si bien las mujeres fueron asesinadas en un número muy superior.
Según un estudio de la Universidad de Ginebra, entre 1580 y 1640 se dieron en Europa 110.000 procesos, en los que fueron sentenciadas a muerte entre 60.000 y 70.000 personas, de las que el 75% eran mujeres.
Eran matemáticas, curanderas, alquimistas, y fueron acusadas de brujería por la Inquisición. Durante más de 10 siglos enteros, las mujeres que querían llevar a cabo actividades tradicionalmente masculinas fueron llevadas a la hoguera, tras la caza de brujas.
Los asesinatos perpetuados por la Iglesia Católica en ese tiempo fueron muchos. La persecución terminaba en tortura y muerte en el fuego, con la justificación de castigar a las pecadoras en los dominios católicos.
Los primeros registros se remontan al siglo IX, en el pueblo belga de Brujas. Los vikingos fundaron esta persecución, que rápidamente se extendió al resto del continente.
La Iglesia Católica continuó con estas prácticas, buscando ‘purgar’ sus dominios de actitudes o actividades ‘alejadas del Reino de Dios‘.
Caza de brujas
Las mujeres científicas, rebeldes o que vivían su sexualidad abiertamente fueron asesinadas durante la caza de brujas. Cualquier actividad que se saliera de lo que ‘significa ser mujer’ era calificada como herejía. Sus casos llegaban al tribunal inquisidor de su país, en donde se determinaría su condena de muerte.
Las que fueran sorprendidas realizando aquelarres, o llevando a cabo rituales de otras creencias, serían enviadas a la hoguera. Se tiene registro de que diversos instrumentos de tortura fueron empleados para castigar a las mujeres disidentes, incluso hasta el siglo XVIII. La Inquisición no se tocó el corazón para expiar a la humanidad de sus pecados de esta manera.
Caza de brujas.
A más de 300 años de terminada la caza de brujas de la Edad Media, no hay certezas sobre el número exacto de asesinatos perpetuados por la Iglesia Católica. Por el contrario, las actas y registros oficiales se han perdido convenientemente, en ciertos países, no se llevó un registro formal nunca.
Sin embargo, a partir de los documentos que sí se conservan, se estima que alrededor de 40 mil mujeres fueron asesinadas en el periodo entre el siglo XVI y el XVII. Algunas referencias sugieren que la cifra se eleva hasta las 60 mil víctimas. Con la intención de erradicar a los seres impuros del mundo, la Inquisición terminó con sus vidas.
“La doctrina decía que las brujas podían volar porque, al carecer de alma, no tenían peso. Si al subir a la plataforma de madera el peso era normal, obtenían un certificado que descartaba su condición sobrenatural”.
En contraste al número de feminicidios realizados en la época medieval, se estima que alrededor de 100 mil personas fueron llevadas a juicio por la Inquisición. El periodo se extiende, aproximadamente, entre los años 1400 y 1750.
Jusepe RIBERA (1591-1652) Caza de brujas.
Pocos países europeos reconocen a estos asesinatos masivos como ‘feminicidios’. La mayoría sigue considerándolos como asesinatos sin perspectiva de género.
Recientemente, Cataluña reconoció la importancia de llamar a estos crímenes por su nombre, a pesar de las resistencias en el Parlamento y de ciertos grupos políticos conservadores.
En el marco de la historiografía, algunas teóricas feministas aseguran que estos asesinatos tenían la intención de reprimir a las mujeres con saberes curativos. AL disciplinarlas e implantarles miedo, se cuadrarían a los roles que la Iglesia les imponía. “La caza de brujas habría sido un operativo feminicida del patriarcado“.
Aunque sus cenizas se desperdigaron de manera anónima, en la actualidad se reconoce a estas acciones de la Iglesia como crímenes institucionales. Por esta razón, también, las feministas incluyen en sus cánticos “somos las hijas de las brujas que quemaron“.